Salí desde Tenerife hacia la hermosa ciudad de Barcelona donde tuve una breve escala, desde allí a Oslo, desde donde tome un último
avión hacia Molde, una pequeña ciudad universitaria a orillas del Romdalsfjorden
donde me esperaba mi amigo Puertomontino Marcelo Barra, ex Director pero aún miembro del
Cuerpo de Socorro Andino ( Chile) y avecindado actualmente en la isla de Averøy hacia
donde nos dirigimos inmediatamente, apenas
llegado allí nos pusimos a repartir en nuestras mochilas el material y las
provisiones necesarias para el viaje al día siguiente.( Obviamente he
descargado las fregonas que llevaba a pedido de Marcelo jejejeje)
Debido al calentamiento global general en el planeta los glaciares de Noruega así
como otros tantos glaciares en el mundo se han ido retirando cada vez más
rápido de las zonas bajas, además como consecuencia directa de ello, cada vez
las nevadas son más pobres en invierno, así es como nos hemos encontrado con
que la aproximación en la zona de Stryn que pensábamos hacer tirando de trineos con todo el equipo era
imposible, por esta razón hemos tenido que cargar en las mochilas todo lo necesario y además añadir a
este enorme peso los esquíes y botas, mas cuerda, crampones , piolets, y un
innumerable etc., etc., etc.a tal punto de tener que cargar con alrededor de 21 kg. cada uno.
Partimos muy temprano desde Averøy,
cruzando valles y fiordos (para lo cual tuvimos que tomar algunos
transbordadores) y un sin fin de túneles, los noruegos tienen muchos.
Después de unas 5 horas de viaje
llegamos al fin a Stryn (imagínense yo con el viaje del día anterior y habiendo
dormido poco , estaba muerto) allí en Oppstryn nos esperaba un amigo de Marcelo, "Rune el
Vikingo", enorme personaje corpulento y con la pinta de un vikingo legítimo, quien amablemente guardó nuestro automóvil y nos transportó junto con
la pesada carga en una furgoneta hasta la entrada del valle de Erdalen, aquí
comenzamos la caminata por un valle glaciar que cada vez se volvía más
estrecho, todo verde, todo lleno de flores, y las montañas a nuestros costados
que cada vez se hacían más altas.
A mitad del valle encontramos
alrededor de 13 hermosas y pequeñas casitas con el característico color burdeo
de las casas del campo noruego, todas de madera y piedra, los techos cubiertos
de pasto que le sirven de aislante
durante los duros inviernos en donde
soportan temperaturas de hasta -
40º, yo estaba encantado con el paisaje tan parecido al sur de Chile, campos
verdes, praderas con animales, flores, ríos y montañas con nieve, este lugar se
llama storesætra.
En la cabecera superior del
glaciar donde todo lo verde da paso a las grises rocas encontramos un pequeño y
acogedor refugio de montaña abierto gratuitamente para quien lo necesite y con
todas las comodidades posibles, una cocina, camas, comida enlatada y las ultimas personas que veríamos hasta
salir del hielo, conversamos,(mas bien Marcelo conversó, ya que el domina el noruego a la perfección) y nos despedimos para tomar rumbo hacia el
glaciar , a nuestros costados en las montañas ya veíamos como algunas cornisas
de hielo se precipitaban hacia el valle con estruendoso sonido, dando lugar a
unas avalanchas gigantes, que tal como hacen desde hace milenios, al caer van desgastando la hermosa roca desnuda de gneis, dejándola totalmente pulida.
Finalmente ese día y después de
caminar alrededor de 10 horas por un sendero que poco a poco se convertiría en
una pesadilla por lo mal señalizado, lo resbaloso de las rocas pulidas por el
glaciar ( en una pasada muy expuesta nos vimos la cara con el peligro, pero logramos sortearla con bastante dificultad) y por la carga que llevábamos
logramos llegar a un pequeño refugio hidrológico , que afortunadamente estaba
vacío, no tuvimos que armar la carpa y lo ocupamos , era pequeñito de tres por
dos metros pero súper confortable, con dos camas, una cocina, platos y tazas,
una mesa , un antiguo reloj de cuerda y mapas pegados en las paredes… no podía
estar mejor bautizado, INFIMUS, allí pasamos la noche , en total si sumamos las
horas del viaje ese día fue de 15 a 16 horas en total antes de ir a descansar.
El segundo día fue muy duro; durísimo, ya que tuvimos que remontar el primer glaciar que existe para llegar
a la meseta de Jostedalsbreen, una zona de hielo, que nos llevo a un portezuelo
( glaciar de Erdalsbreen), en esta zona escuchábamos y veíamos caer avalanchas
a cada rato con un estruendo increíble, toda esta parte la hicimos encordados... después
de haber caminado otras 10 horas estábamos rendidos, así que acampamos sobre los
seracs que dominan el portezuelo que se encuentra sobre el valle de Lodalsbreen
hacia el otro lado.
Toda la noche ( si se puede llamar noche, ya que nunca
oscurecía.. el sol bajaba y terminaba poniéndose rojo en el atardecer para
nuevamente y casi al instante comenzar a amanecer sin pasar por la oscuridad total) se podía escuchar el hielo
moviéndose bajo nosotros, como si el glaciar estuviera vivo, yo sentía que era
como un gran monstruo congelado que comenzaba a despertar bajo nuestra diminuta carpa, fantásticamente podía imaginar los dioses y demonios de la mitología nórdica que iban adquiriendo vida desde el abismo azul del fondo de las grietas...
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